Muchos de los que estan leyendo me conocen, y para los que no, les cuento
que hace tres semanas cumplí 23 inviernos. ¡Muchas gracias a todos por los
mensajes vía fb, instagram, whatsapp y text! ¡Por un día me sentí más requerida
que el papa! (#HabemusAmigus... Probablemente la mayoría solo se acordó por el fb, pero es válido
y los quiero igual desgraciados) En fin, volviendo al tema decir "veinte y
tres" me pesa. No, no huelo a morfina, pero siento que desde que cumplí 21
los años se han apresurado más y supongo lo que más me aterra de crecer es
aprender a tomar decisiones.
Hace unas semanas actualicé mi estado en Facebook con lo siguiente:
“Si de chibola hubiera sabido que el "mamá déjame hacer mi vida" iba a significar pagarme las cuentas, lavarme la ropa, cocinar, limpiar el depa y trabajar... Madre sabía te doy la razón; no sabía ni limpiarme bien cucú a esa edad”
A lo que amigos míos contestaron con 14 likes de aprobación. Sí, todos hemos pasado por la
#OjoAlPiojo no creo haber madurado totalmente, aun ando el proceso dudosamente finito. Ahora sí quiero regresar en el tiempo, ser una mantenida y que tomen las decisiones por mí #DepresiónBase2.
Si a los 15 años alguien me hubiera dicho que a los 23 me iba a encontrar viviendo sola en Nueva York, hubiera saltado de alegría. Vivir junto a mi bff la estatua de la libertad era un sueño y meta que me tracé la primera vez que vi las luces en Times Square. Y lo cumplí. Pero ahora creo que me gusta más ver las luces de las casitas más alejadas de la ciudad en Perú. Extraño mucho.
Hace 2 semanas tomé la decisión de aceptar una propuesta de trabajo con “visa para un sueño” y aunque me costó muchísimo la decisión decidí aceptarla, creo que es la correcta. Digo creo porque no estoy segura, #SantasInseguridadesBatman. Igual, si me equivoco ya me enteraré.
0 comentarios:
Publicar un comentario