17 jul 2012

Las arrugas de la más bella

Publicado por Cristina Gonzales- Otoya en 7/17/2012 0 comentarios


Dicen que todas las mujeres le temen a las arrugas. También dicen que después de los 40 los años la edad ya no se dice, pero yo conozco a una mujer a quien no le importan ni los años ni las marcas en su piel a causa de ellos. La señora Idelsa Reyna Reyes es mi abuela, es una reina como bien dice su apellido y este post se lo dedico a ella.

Probablemente ella no lea esto y es que a sus 69 años ella no entiende a las computadoras o a los celulares, menos al Facebook, Twitter o Blogger. Ella de lo que sabes es del amor, el amor a sus hijos, a sus nietos y a sus animalitos. No he conocido a mujer más buena y noble que ella. Por muchos años la he visto trasnocharse cuando alguno de nosotros ha estado enfermo, y madrugar para hacernos el desayuno y no llegar tarde al colegio. También la he visto lavar ropa a mano y calentarnos la comida en el sartén (sí tenemos lavadora y microondas, pero recién aprendió a utilizarlos hace poco, además dice que la lavadora no lava tan bien como sus manos). La he visto preocuparse cuando alguno no ha llegado temprano a casa y la he visto recibirnos con los brazos abiertos cada vez que alguien regresa después de un largo viaje.

Es mi mayor ídolo, mi mejor ejemplo a seguir. Cuando la gente me pregunta como quién quisiera ser, mi respuesta siempre es: “como mi mamita” (no le gusta que le digan abuelita, dice que las abuelitas usan bastón y ella aún no se ha comprado uno porque no lo necesita). Ella es mi heroína, y es que se necesitan superpoderes para sacar sola una familia adelante, para haber recibido golpes y aun así salir a trabajar con la marca que estos dejan.

¿Y por qué escribo sobre ella? Porque la extraño mucho, porque la distancia no me permite decirle todo lo que siento en persona y porque necesitaba desahogarme un poco. Extraño llegar a casa y saludarla, abrazarla, molestarla, reír con ella, escuchar sus historias, sus quejas. Extraño vivir con ella. Ahora cuanto me apena no tomar las sopas que siempre me preparaba, ahora cuanto me apena no haber pasado mas tiempo con ella. Ahora me doy cuenta que el tiempo para aprender de ella nunca será suficiente porque mi entendimiento es muy corto aún, porque aún no he aprendido a amar como ama ella. Ahora me doy cuenta que no importa cuanto maquillaje me ponga, nunca seré tan bella como lo es ella. 

Gracias por hacer de mí una mejor persona, gracias por ser mi abuela, gracias por traer al mundo a mi madre. Literalmente, sin tí yo no existiría.


Te amo zarquita, mis ojitos verdes, mi mamita.

Pronto estaremos otra vez juntas.














 

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