19 ago 2011

El museo de David

Publicado por Cristina Gonzales- Otoya en 8/19/2011 1 comentarios

David es el nombre de uno de los tantos chicos que limpian tumbas en el cementerio Miraflores, y al cual él llama tímidamente "su museo". Debo de confesar que tuve un poco de miedo cuando se me acercó, porque vi a este joven de apariencia humilde, con un comportamiento diferente y me asusté. Prejuicios tontos, sociedad tonta, tonta yo. Tonta porque él resultó siendo todo lo contrario, muy apesar de su condición física (la cual no me atreví a preguntar y tampoco me atrevo a adivinar): Trabajador, amable, paciente, servicial, risueño... Lastimosamente cometí el error de muchos: Juzgué sin antes conocer, dejé que las apariencias hablaran antes que las virtudes. 

Yo estaba comprando rosas para mi abuelita y necesitaba que alguien me ayudara a ubicar su nicho (y es que ese cementerio está tan lleno que francamente realizar la tarea sola me parecía imposible). David muy amablemente me ayudó a limpiar su tumba y luego se ofreció a hacer de guía turístico. Vaya que tenía razón, es un verdadero museo. Y sí, tambien tuve un poco de miedo, supongo que es por lo tétrico del lugar, las leyendas urbanas y los cuentos de ultra tumba. 

En la parte final del post encontrarán una foto que puede ser nada artística, pero que es importante mí. Ese fue el día que conocí la tumba de mi abuelita, quien murió antes que cualquiera de sus nietos naciera,  y a la que sin duda me hubiera gustado conocer.

















12 ago 2011

Receta para un corazón roto

Publicado por Cristina Gonzales- Otoya en 8/12/2011 2 comentarios


Ingredientes:
-1 cdta de indiferencia
-3/4 de taza de colera
-2 1/2 de orgullo
-Una pizca de desprecio
-Olvido y lágrimas al gusto

1. Cernir 3/4 de colera en un tazón hasta que no quede nada de felicidad en ella.
2. Agregar la cucharadita de indiferencia hasta que la mezcla sea compacta, tanto que ya no den gusto de hacer llamadas ni escribir mensajes ni pedir disculpas.
3. Añadir a la maza el orgullo hasta que no te den ganas de hablar más.
4. Finalmente agregar el desprecio y dejar enfriar por 1 día.

*Para decorar utiliza el olvido y las lágrimas al gusto. Ayudará a que el corazón roto vaya cicatrizando.

Sí señores, el ser humano es masoquista y por ende le gusta sufrir. Esta sospecha la traigo desde hace ya varios años, y la vengo confirmando con diversos sucesos que me han ido pasando a mí y a gente de mi entorno. Obviamente que no es divertido estar hecho un manojo de tristeza, pero muchas veces cuando llega el momento indicado de sacar todos los sapos y culebras que llevamos dentro nos gusta. Sí nos gusta.

¿Y por qué nos gusta? Tengo varias teorías, pero sólo daré las 2 principales. La primera es porque nos hace tocar fondo para luego poder salir a flote. Llorar y sufrir nos hará pensar, y por consiguiente en el futuro trataremos de hacer mejor las cosas (al menos que ya seas MUY masoquista y que te guste el golpe). La segunda es porque nos gusta llamar la atención, ya sea de parte de quien nos hizo daño o de cualquier otra persona que nos pueda hacer sentir mejor. Mi teoría podrá sonar un poco absurda, y ojo que no estoy hablando exclusivamente para situaciones en pareja, sino también se aplica con amigos, familiares, perros, gatos y demás.

Esta receta para un corazón roto es obviamente puro sarcasmo. Todos en algún momento tendremos que sufrir por amor, algunas serán heridas grandes y otras solo un raspón. Recuerden, no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que aguante. 

¡Próximamente vienen fotos! Besos a todos los que me leen.
 

La abeja fuera de tu jardín Template by Ipietoon Blogger Template | Gadget Review